
Quisiera ubicarme, sin embargo, en la perspectiva del alquimista Paracelso, que añora, sin éxito, por un discípulo y cuando finalmente aparece un impetuoso pero escéptico prospecto éste finalmente lo rechaza al considerar que en realidad no hay algo que aprender del mago, lo menosprecia y se aleja dándole la vuelta como a un charlatán; al final, Paracelso, en la soledad, muestra que a pesar de las dudas de los nuevos tiempos que lo condenan a la obsolecencia y al olvido aún puede realizar fenómenos prodigiosos bajo la seducción de sus sortilegios. Desde este enfoque La Rosa de Paracelso es una bella historia sobre la perseverancia y la valoración personal o autoestima, a pesar de la opinión desfavorable de los demás, de las adversidades y de los desatinos del destino. Quien cree en sí mismo debe estar seguro que, como Paracelso, conservará su magia hasta el final de los tiempos.
Si no ha leido el cuento en cuestión hágalo, le llevará veinte minutos y se me ocurren muchas cosas peores con las cuales desperdiciar el tiempo que leer a Borges.
Nota: la fotografía se llama Rosa romántica, y es de trovany.
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