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sábado, julio 23, 2011

Noruega


La cruel manifestación del fanatismo expresada en Noruega pretende utilizarce para reiterar desde la derecha estadounidense el argumento de mantener e incrementar gastos en seguridad y defensa nacional, en vez de reducirlos, a efecto de mantener una guerra contra el terrorismo "islámico": "This is a sobering reminder for those who think it’s too expensive to wage a war against jihadists."

El absurdo de apoyarse en la tragedia escandinava para tratar de respaldar la agenda militarista es exhibido por Matt Yglesias, que agudamente apunta lo siguiente: "This of course would make no sense even if it were the case that the attacks were undertaken by jihadists as opposed to, say, anti-Muslim extremist Anders Breivik." La argumentación de la derecha radical, excitada por el espejismo de contar, finalmente, con apoyos en el mundo de los hechos para fortalecer su postura en el debate, termina por morderse la cola al trascender las fobias que la unen con el autor de la matanza.

Para Yglesias, con algunas reservas, parece más apegado a la realidad el enfoque del alcande de Oslo: "I don’t think security can solve problems. We need to teach greater respect." Por mi parte, adjunto la siguiente frase del primer ministro noruego que me parece va en sentido semejante: "We must show humanity, warmth towards others. People need each other. It is human contact that we need now. We can all do this."

La canción, muy socorrida en momentos de pérdida de los amigos, es de Elthon John, desde luego. Es una versión abreviada en el piano pero de muy buena calidad. Las versiones con el solo de piano completo que encontramos eran muy malas o incompletas. 

jueves, julio 21, 2011

Martin Bell sobre periodismo

El legendario corresponsal de guerra de la BBC, Martin Bell, manfiesta su posición crítica sobre el periodismo que se practica en nuesttros días, principalmente el que se hace en los medios televisivos. Le preocupa que los abusos producto de la falta de escrúpulos de los medios que privilegian el escándalo para obtener ganancias, menciona en particular a los que forman parte del emporio de Robert Murdoch, terminen por debilitar la libertad de prensa. Afirma que es necesario reconocer de alguna forma al periodismo que se apega a la verdad.

    

miércoles, julio 20, 2011

La vacuidad de las palabras



Durante mucho tiempo permanezco tumbado
mirando lo que parece completa oscuridad.
Ninguno de los pensamientos... parece afligirme.
Debo de estar cansado.
O quizá sea que todo lo que pueda expresarse
esté erróneamente formulado.
O puede que solo lo que no ha sido expresado
haya de ser vivido.
Las palabras se vuelven más y más opacas ante mí;
pronto han perdido todo significado.


Fragmentos hilvanados arbitrariamente de la página 98 de Esperando a los bárbaros, de J.M. Coetzee, Debolsillo, México 2010.

martes, julio 19, 2011

La extinción de los paraisos


La primera vez que entré a una las tiendas Borders me sentí en un mundo de fantasía: todas las revistas imaginables, que eran el objeto de mi búsqueda en esa ocasión, estaban a mis disposición. Pasillos de libros y películas clamaban mi atención, ¡yo sería feliz viviendo aquí! me dije en esos momentos. El impacto que ocasiona la ilusión de tener al alcance de los dedos el poder de disposición sobre un infinito de objetos de nuestro deseo es algo inenarrable. Lo he sentido otras veces igualmente sublimes, por ejemplo recuerdo la primera vez que entré a la Librería Ghandi en Miguel Ángel de Quevedo interesado en libros de derecho, sociología y política o mi encuentro con la mítica Librería del Zótano de Avenida Juarez, casi enfrente del Hotel Regis donde me hospedé, cuando hacía preparativos para venir a estudiar a la Escuela Libre de Derecho y tuve la impertinencia, me dirían después, de dar un paseo nocturno por los alrededores de la Alameda Central para iniciar mi conocimiento de la ciudad; otra ocasión semejante, aunque más enfocada mi atención en esos momentos al sector musical, fue cuando tuve la fortuna de introducirme en esa selva de materiales auditivos, de lectura y de colección que era el establecimiento de Virgin Records en la cercanías de Central Park, durante la que ha sido la única visita que he hecho a la ciudad de Nueva York.

El nombre "Borders" siempre me gustó; al ser nativo de Tijuana cualquier referencia a la frontera o a lo que está en los "márgenes", tiene en mí una amistosa acogida. Tuve el placer de poder conocer los establecimientos de la cadena en algunas otras ciudades de Estados Unidos que pude visitar. Recuerdo con especial nostalgia una ocasión que caminando por las calles, desconocidas para mi, de la ciudad de Boston, me topé con una de las tiendas, bellísima, dicho encuentro me hizo sentirme otra vez como en casa, una casa mental que yo habito, a pesar de encontrarme en tierra extraña. Mis últimos refugios en Borders se limitaron a la tienda ubicada en Plaza Bonita, en San Diego, durante mis visitas fugaces de tres días a mi familia en Tijuana, en donde utilizaba orgullosamente mi tarjeta de clente en libros, revistas, dvds y alguno que otro regalo; era para mi obligado comprar "de pilón" algunos de los inmensos volúmenes sobre todo tipo de cosas interesantes que se encontraban tentadoramente apilados bajo el anuncio en cartón "sale". Tristemente la experiencia narrada no se dará más, Borders, producto de una administracción que no supo adaptarse a los nuevos tiempos se va en lo que es la culminación de una muerte anunciada desde el año pasado.

No sólo Borders, Virgin Records ya no existe, aunque conservo orgullosamente una chamarra negra que adorna la espalda con la palabra que da título a la compañía en sugerente rojo sangrante, y que se dedica ahora a impulsar viajes al espacio, ¡vaya que eso si es adaptación a los nuevos tiempos! Las inmensas tiendas de Tower Records desaparecieron en Estados Unidos (aunque en la Ciudad de México se mantiene una en la Zona Rosa y otra en Altavista, de dimensiones mucho más apretadas, aún con el nombre, como reliquias de otra época en la que fueron marcas de distribución privilegiada de los objetos de mi afecto. Para incrementar la sensación de pérdida me entero recientemente que El Parnaso de Coyoacán, que ya observaba exhausto en mis últimas visitas, cierra. Ghandi de Quevedo persiste pero se ha ampliado a un establecimiento mucho más moderno, dejando enfrente al viejo local, como una especie de Titanic abandonado, ahora minúsculo em comparación con su hermano, limitado a ciertas materias, perdiéndose el efecto a la vez acogedor e intimidante que generaban torres de libros que parecían precipitarse sobre los clientes para absorvernos entre toneladas de hojas impresas al primer descuido. La Librería del Zótano cuya inagen quedó grabada en mi mente despareció con el temblor del 85, pasando a la historia ese zótano que dio nombre a una cadena. Sigue siendo buena librería la ubicada en Miguel Ángel de Quevedo.

La lenta desaparición de mis lugares consentidos de antaño quizá señalan, además de la edad, lo obsolescente de mis prácticas de consumo. No estoy en contra de la tecnología, pero sinceramente no encuentro el mismo grado de placer y gratificación en esa búsqueda ansiosa que tiene por resultado el hallazgo de algún disco o libro altamente deseado que lo que se produce por el click en una computadora, que de manera aburridamente previsible traerá como resultado una descarga de bits o la llegada a mi casa de un libro envuelto en cartón tiempo después. Ese tipo de adquisición no iguala la tenencia cual climax culminatorio de esa emoción que se acumula despordante conforme creemos acercarnos al lugar donde habremos de descubrir al autor o conjunto musical deseado, esa sensación que imagino semejante al encuentro de un tesoro después de días de escudriñar los lugares más recónditos del planeta o, de plano, algo análogo a lo que podría denominar un orgasmo intelectual logrado después de un delicado y prolongado foreplay.

Algo parecido encuentro con la revistas, el placer de dar con ellas conforme aparecen los nuevos números, con fechas en la portada que nunca coinciden con el calendario real, no lo sustituye la fría regularidad de la entrega producto de una suscripción. Sanborns sigue siendo el lugar para esa búsqueda en la Ciudad de México al igual que los establecimientos del Aeropuerto.

Por razones de obsolescencia mental semejante a la antes referida mi última visita, en otros años ritual obligado, a la muy apreciada tienda Best Buy de Mission Valley en San Diego me frustró enormemente, muchísimos menos videos visibles a la mirada de los clientes eran "compensados" con la fría leyenda de que ¡cualquier artículo puede ser pedido en forma electrónica y entregado en casa! ¿Y la búsqueda ansiosa entre un muro de objetos audiovisuales semejante a la muralla china cómo lo sustituyo?, ¿la sensación de victoria entre fanfarrías al encontrar precisamente la película antigua o el disco poco comercial que buscaba donde queda? La tienda no monopolizó mi tiempo como antes lo hacía, los arqueólogos audiovisuales habremos de buscar lugares alternativos.

Como dije al principio Borders se vá, al repetir la trágica noticia me pregunto ¿porqué se mantienen con éxito otro tipo de establecimientos y firmas y se va uno que tanto quiero? Extraño amor a una empresa para la que nunca signifiqué más que uno entre miles de clientes diarios que desfilaban por sus establecimientos como feligreces itinerantes ante un templo. ¿Porqué no se terminan de ir las empresas de Robert Murdoch y se queda Borders? Seguramente porque soy parte de una minoría consumista impotente de influenciar a "los mercados" lo suficiente como para mantener a los antiguos oferentes de nuestros artículos amados, que han sido sustituidos por canales de distribución más eficientes, pero muchos menos "emocionales" que a los que me acostumbré cuando comenzé a tener un sueldo. Pero el dinero no entiende de sentimientos. Tendré que adaptarme y suspirar con nostalgia por mis cada vez más escasos paraisos terrenales.

sábado, julio 16, 2011

Infraganti






El muy temido dueño de medios de comunicación, con quien todos en Inglaterra trataron de quedar bien, ahora recibe, animadas por una ola de indignación popular, a la que convenencieramente se suben políticos antes fraternos, justas recriminaciones por los medios inmorales e, inclusive ilegales, con las que sus periódicos sensacionalistas acostumbraban obtener primicias. Quien permitió a sus empleados usufructuar de las miserias y del escándalo ajeno, ahora, en compañía de sus subordinados, es ubicado en el centro de la plaza pública para recibir el escarnio de la muchedumbre, a la que se suma una larguísima lista de ofendidos que antes no alzaban la voz para protestar los métodos del "bully" y su secuaces.

Mal deben andar las calificaciones éticas del periodismo que practican los medios de Robert Murdoch, cuando el mismísimo Larry Flint se siente en el deber de marcarle pautas de moralidad profesional:
One of the few values Rupert Murdoch and I share is the importance of a free press...We recognize that, if we lose free expression in the media, we will have lost everything. And, perhaps most important, we understand that in the quest to protect this freedom, boundaries must be pushed... The way in which we push those boundaries, however, is where we differ. I test limits by publishing controversial material and paying people who are willing to step forward and expose political hypocrisy... (but) One cannot live off the liberty and benefits of a free press while ignoring the privacy of the people.

People such as Murdoch and I, as heads of publishing conglomerates, have a responsibility to maintain and respect this boundary. While Murdoch may understand the significance of what we do under the umbrella of free speech, he may fail to recognize the liability attached to publication. Simply put, he publishes what he wants, apparently regardless of how he gets information and heedless of the responsibility associated with the power he wields.

Murdoch’s enterprises have consistently published stories about people who did not give permission to have their private lives dissected in the media — and that’s just the tip of the iceberg... News Corp. employees allegedly hired known criminals to obtain private information... News Corp. employees allegedly paid police officers for illegally obtained information about the queen. Meanwhile, Roger Ailes, chief of Murdoch’s Fox News, runs a well-oiled propaganda machine.

No matter how offensive or distasteful some people may find Hustler magazine and my other publications, no one has appeared unwillingly in their pages... I focus not on those who are innocent, but rather on those who practice the opposite of what they very publicly preach. This may be considered an extreme or controversial practice in getting a story, but it is far from criminal...

Freedom of the press and the right to privacy do not have to be combatants. The people have tasked members of the news media with the duty and the responsibility to provide information. As publishers, we must find the boundary, push it, but refuse to cross it — never selling out our readers and never publishing what we cannot verify... If the allegations are true, Murdoch did not just cross the line — he erased it. By doing so, he has placed all of us who enjoy freedom of the press at grave risk. Only when our readership trusts us to provide material acquired honestly can a free press continue to be a driving force in preserving our democracy.

viernes, julio 15, 2011

El mundo al revés


Interesante augurio de Héctor Aguilar Camín sobre el futuro de la relación México-Estados Unidos, inspirado en la fantasía de una historia alterna de la película Blade Runner y en el hecho de que varios estados del país del norte están prohibiendo lo que, por otra parte, importantes sectores de su población demandan:
Paradojas del libre comercio: dos de las cosas que más demandan de México los consumidores estadunidenses, las drogas ilícitas y la mano de obra indocumentada, están prohibidas.

El mercado se impondrá como se impone siempre, y al despertar de las cegueras de la prohibición quizá tendremos, en las siguientes décadas, un mercado que acepta sus gustos y sus realidades, un mercado de drogas legalizado por la abundancia de la demanda y un mercado de mano de obra legalizado por la escasez de la oferta.

martes, julio 12, 2011

Para comer bien

Tomado de este enlace del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, el dibujo presenta una manera fácil de recordar los apartados de los que debe constar una comida saludable. En este orden de ideas se adjuntan los siguientes consejos:

Balancear calorías:
  • Disfruta la comida, pero come menos.
  • Evita porciones desproporcionadas.
Comidas a incrementar:
  • Frutas y verduras deben constituir la mitad de tu plato.
  • Al menos la mitad de los cereales deben ser integrales.
  • Cambia a leche libre de grasa o de bajas calorías.
Comidas a reducir:
  • Escoje comidas (sopas, pan y congelados) con bajos niveles de sodio.
  • Toma agua en vez de bebidas azucaradas.