Los cánones de lo que constituye lo apreciaple o admirado en ciertos círculos sociales es interesante y paradójico, de ahí que Iñaki Urdangarin, guapo, atleta, rubio, de "buena familia" y origen catalán fuera considerado en la familia real española el yerno perfecto. En contraste yo, que las lesiones en los tobillos me impidieron dedicarme al deporte, soy moreno, de familia modesta que no frecuenta páginas de revistas del corazón y originario de Tijuana no podría conformarme a los parámetros de la "perfección" así esbozados, a pesar de que no me considero nada feo (si se me disculpa la vanidad).
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