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sábado, febrero 05, 2011

El factor Bachmann

Legisladores que se identifican como integrantes o simpatizantes del Tea Party se han convertido en una facción conservadora, independiente y ruidosa al interior del  partido republicano, animados por lo que leen como una deuda que dicho partido tiene hacia el movimiento por haber galvanizado a gran parte de los votantes que contribuyeron a propinar una dolorosa derrota al partido del presidente en las eleccones intermedias, se trata de méritos de batalla que aún no reciben los correspondientes honores y medallas. Varios de ellos presentan una especie de amnesia para no llamar la atención respecto del hecho indubitable de que ya contaban con una carrera bien formada dentro de la ortodoxia del partido republicano al momento en que el movimiento de marras empezó a manifestarse, inmediatamente después de la toma de poder de Barack Obama.

Una de las más notorias políticas que se ubican en este supuesto es la representante por Minnesotta Michelle Bachmann, lideresa del gupo parlamentario del Tea Party en la cámara de representantes, quien a una ideología social en extremo conservadora y un discurso agresivo hacia el gobierno agrega carisma, tenacidad, poder de convocatoria, audacia y acceso privilegiado a la cadena Fox News, plataforma siempre dispuesta para los políticos que coinciden con los intereses del magnate propietario. Esta última circunstancia es motivo de recelo de otras figuras políticas del partido del elefante que a pesar de contar con mayor trayectoria y prendas intelectuales no reciben el mismo trato preferente de la cadena de Robert Murdoch.

La última piedra en el zapato de la jerarquía republicana la introdujo Bachmann al dar, inmediatamente después de la respuesta oficial republicana al informe del presidente (desistió, correctamente, de transmitir un discurso pregrabado), un mensaje a la nación conservadora a través del canal del Tea Party, transmisión que recibió eco igualmente por parte de CNN. Ambas partes pretenden no dar mayor importancia al hecho y descartan la posibilidad de fisuras pero es evidente que Bachmann no va a permitir ser ignorada ni minimizada por la jerarquía republicana, que se ha visto orillada a aceptarla a regañadientes, lo que evidencia su cada vez mayor influencia. Su incursión mediática fue, atendiendo a los fines que la animaron, un éxito, y mucho más decorosa que la que tuvo recientemente Sarah Palin, además, robó atención en la opinión pública al mensaje, dechado de parsimonia, del vocero republicano Paul Ryan. Su mensaje, alejado de los recientes llamados a la civilidad política, fue un apasionado rosario de verdades a medias (como acostumbra), frases grandilocuentes, ataques al presidente, fantasías, llamados al patriotismo y gráficas tipo Glenn Beck con omisiones e imprecisiones políticamente convenientes (nada sobre las causas de las crisis financiera internacional ni sobre el estado de la economía que heredó Clinton a los republicanos), pero que cumple con la misión de llevar más a la derecha el debate político estadounidense.

Creo que Bachmann, que cuenta con dinero como el que más para gastos de campaña, se alista a participar en las primarias republicanas por la presidencia con la bandera de partisana pura del Tea Party para forjar una presencia nacional, en su momento vender caro su apoyo a alguno de los candidatos punteros y formar parte de la baraja de los sectores más conservadores para la candidatura a la vicepresidencia. En el peor de los casos la incursión le fortalecería para aspirar al senado. El perfil, clientela y estrategia de Bachmann son semejantes a los que explota Sarah Palin, de más notoriedad nacional que Bachmann, pero con menos oficio y quizá más desgastada.



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