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martes, febrero 08, 2011

Código de vestimenta

El lugar que ha dado al mundo a Anna Kournikova, María Sharapova, Elena Dementieva, Anna Chakvetadze y Maria Kirilenko recibe presiones de grupos religiosos para establecer un código nacional de vestimenta que hubiera evitado el aprecio del atributo al que en gran medida dichas tenistas deben su fama y reconocimiento: la belleza física.

En efecto, la Iglesia Ortodoxa Rusa, que paulatinamente ha adquirido mayor grado de influencia, exige la emisión de tal ordenamiento para procurar que tanto hombres como mujeres se vistan de manera "modesta" en público, no obstante, es evidente que la medida, respaldada también por la Asociación Rusa de la Herencia Islámica, tiene sobre todo a las mujeres en la mira: "Es un error pensar que las mujeres deben decidir por ellas mismas lo que pueden vestir en público o en el trabajo... Si una mujer se viste y actúa de manera indecente, esto es una vía directa a la infelicidad, relaciones de una noche, matrimonios cortos, divorcios como si fueran ratas, vidas de niños arruinadas y locura." Desde luego que el arzobipo Vsevolod Chaplin, a quien se deben estas declaraciones, no aporta estudios o evidencia empírica para demostrar que la vestimenta que tanto le inquieta conlleva las consecuencias que cita.

Por el momento dicha solicitud parece no contar con elementos para prosperar, si tiene razón la editora Masha Lipman: "La mujer rusa promedio simplemente hará caso omiso de esto y lo considerará como algo que no tiene nada que ver con su vida... en los tiempos posteriores a la Unión Soviética la iglesia ha tenido mucho más éxito en ganar concesiones del estado que en ganar almas... Las encuestas muestran que la mayoría de los rusos respetan a la iglesia como una institución tradicional pero no como una autoridad moral sobre sus vidas." Con tantos problemas que debe tener la sociedad rusa, impulsar un código de vestimenta parece el resultado del ocio, obsesiones y traumas de religiosos fundamentalistas, sino es que también de nostalgia por una uniformidad y sumisión impuestas.

Entre los muchos tipos de locura que aquejan a las personas de las ciudades de nuestros días, me quedo por mucho con los que puedan llegar a ser causados por las minifaldas, que aquellos que se originen por la falta de libertad y el aplastamiento de la individualidad femenina, además de que, como integrante del sexo masculino, considero que no sería justo hacer llorar a María Sharapova de no permitírsele vestir como a ella le gusta hacerlo.



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