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martes, junio 07, 2011

Dos notas sobre política y procuración de justicia


A propósito de la detención de Jorge Hank Rhon en Tijuana, José Cárdenas nos llama la atención sobre este relato:
El hombre salió de su habitación en paños menores. Dos soldados lo tomaron de los brazos y lo sacaron del lugar. Sus pantuflas quedaron ahí. Le tomaron fotos ante un arsenal. Era la prueba reina con la que el gobierno sustentaría el delito de tráfico de armas. “Yo iba subiendo las escaleras, mi niña estaba en la recámara y cuando voltee yo ya tenía al soldado encima de mí, apuntándome, agarré a mi niña, nos fuimos al baño y estuvimos ahí, y pensé: aquí ya nos van a matar… ya después nos enteramos que al ejército no lo mueve nadie si no es con una orden presidencial”. Cualquier parecido con el Tijuanazo es mera coincidencia. Este relato data del 10 de enero de 1989. Joaquín Hernández Galicia “La Quina”, líder del sindicato petrolero, fue detenido por órdenes del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari.
Respecto a los reclamos por la intencionalidad política que parece anidar detrás de la acción del Ejército, el cien por ciento "presentable" politólogo José Antonio Crespo escribe lo siguiente:
En principio deberíamos celebrar cualquier acto de rendición de cuentas contra cualquier corrupto de cualquier partido, independientemente del propósito político que lo motive. Dificilmente hay rendición de cuentas en cualquier democracia sin intención política detrás, y no por ello deja de ser un precedente sano para combatir corrupción e impunidad. Pero falta por ver si los cargos contra Hank Rhon son jurídicamente sólidos, y si no termina siendo exonerado. Alega la defensa de Hank que no hubo orden judicial de cateo ni detención, y que las armas no autorizadas le fueron sembradas. Esto último no suena descabellado, si recordamos que a los investigadores del Tec de Monterrey, ya muertos, también se les sembraron armas para incriminarlos. Preocupa, eso si, el uso del Ejército para propósitos político-electorales. Habrá que ver también qué tanto efecto tiene esta detención (y quizá otras) sobre las intenciones electorales de los votantes. Y si todo queda en michoacanazo, el golpe político se convertirá en boomerang.

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