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jueves, junio 09, 2011

Borges y los rascacielos


En conversación con la revista El Cultural, cuenta María Kodama que Jorge Luis Borges difícilmente se dejaba seducir por una novela, detectaba en ellas rellenos camuflados de narrativa detallista entre los vericuetos que los autores emplean para revestir y dar volumen a sus obras. Tras veinticinco años dedicados a difundir la obra de su difunto marido Kodama revela que quiere dedicarse un poco más a sí misma: "Si hasta este momento le dedicaba toda la semana a Borges, ahora me voy a reservar al menos tres días para mí". Al hacerlo revisará viejos escritos que se negó a publicar de la mano de su marido, que le insistía mucho al respecto.

Los editores le piden publicar sus vivencias junto Borges; "Pero es mi vida lo que tengo que contar y eso no es nada fácil. Sobre todo bajar a ese mundo contaminado de todas las difamaciones que he aguantado estos 25 años. Primero tendría que exorcizar eso, para luego poder escribir tranquila mis vivencias junto a él". Cuenta una de ellas: sabedor Jorge Luis de su sueño recurrente de volar entre los rascacielos, un día éste alquiló, sorpresivamente, un helicóptero y el sueño acabó siendo realidad. Al escucharla Alberto Ojeda percibe la narración propia de un cuento borgeano, con la palabra precisa y un aire enigmático gravitando sobre el relato: "Es el misterio que heredó de Borges" razona Ojeda, "El mismo misterio que mantiene viva su obra: el mejor antídoto contra su caducidad."

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