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sábado, mayo 21, 2011

La tolerancia de la idiotez


El video es la controversial rueda de prensa del cineasta danés Lars Von Trier. La referencia, obviamente en broma, a que comprendía y "simpatizaba" con un personaje de infame memoria, precisamente una de las figuras más socorridas por los cineastas (parece ser una buena fuente de ingresos), le ha valido su expulsión del festival, el retiro de su película del certamen y seguramente un largo periodo de ostracismo y veda del circuito comercial a sus creaciones. El director, a quien no me atrevería a calificar como defensor de la supremacia aria, además de mal gusto e insensibilidad incurrió en el defecto de la idiotez al pretender jugar con la idea de identificar la cualidad de alemán con la de nazi y considerar a los judíos con la contraparte de todo alemán. Ahora bien ¿quién no ha cometido idioteces impunemente, algunas acompañadas de perversidad? Comparado con ellos el cineasta no es más que un pobre ingenuo, como lo percibe un habitante de Tel Aviv que comenta el video de marras en You Tube:
this guy jokes about how he thought he is jewish and found out his family was nazi and using very sarcastic humor to share this.. "sossana bier"... that was kinda funny.. im jewish and in tel aviv everyone are sure it's a total joke, can't you see when a guy is being sarcastic? I don't think he is any close to being a nazi and he would prolly be really sory if he would see all the stupid terrorists\ nazi talkbackers online "supporting" what they, most retardedly, think he was standing for.
Aquí no estamos ante el dilema de ser tolerante con el intolerante, ni siquiera de la necesidad de tomar precauciones contra un grupo minorítario irracional que quiere acceder al poder y menoscabar una democracia, como sí sucede en el sistema político francés y el de algunos otros países europeos, se trata, simplemente, de cuál deba ser la actitud frente a la idiotez de un excéntrico. Percatarse de lo anterior permite un mejor contexto para calibrar la reacción, como lo hace Richard Corliss en Time. Más allá del rechazo personal que los ofendidos quieran expresar, y que todos utilizamos en nuestras relaciones sociales, promover uno de carácter universal me parece una inconsistencia frente a otras ofensas sociales, quizá más graves, y otros ofendidos, ciertamente más débiles.

Motivo de reflexión aparte es la siguiente pregunta: ¿qué pasaría si excluimos de los grupos sociales a todos los idiotas del mundo?

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