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sábado, octubre 31, 2009

La bruja y la calabaza

Lo que sigue es la transcripción de un texto, escrito por Oscar Alberto Estrada Gutiérrez en su espacio denominado "Entre Columnas", publicado el 27 de octubre de 1967 en el desaparecido Diario Baja California, que circulaba en la ciudad de Tijuana, en el cual discurre en relación al orígen y significado de la festividad del Halloween.
El par de criaturitas que nos hacen olvidar los malos ratos, se levantó ayer con una solicitud a flor de labios y, antes de saludarnos siquiera, nos espetó en coro: “Cómpranos unos 'uniformes' de bruja y de calabaza”. Naturalmente que su solici… su orden, que caray, guarda relación con la fiesta que se celebra el próximo martes en la noche.

Y cuando nos disponíamos a gastar algunos centavos en la compra de los dichosos “uniformes” nos pusimos a pensar: ¿qué significa exactamente la fiesta de Halloween, cual es su origen, cual su importancia?

Y ahí tiene usted que una sonrisa infantil y la orden que la sucedió, nos pusieron a investigar sobre una fiesta totalmente ajena a nuestras tradiciones. Investigamos con el fin de que no nos pasara lo que a tanto pocho coterráneo nuestro, que se pone a imitar cuanta costumbre viene de allá de donde usted sabe, sin pensar qué es lo que está haciendo ni qué hechos está celebrando.

Hallamos que la razón para vestir de bruja y decorarse con calabazas anaranjadas graciosamente caladas a cuchillo, tiene un motivo y un origen muy simpático.

HALLOWEN es un apócope de HALLOW EVENING, que en inglés significa “noche de santos”, es decir, la noche precedente a la fiesta católica de Todos los Santos, que tiene lugar el primer día del mes de noviembre. Pero, aunque ese sea su significado, originalmente no tuvo ninguna relación con la fiesta religiosa. Vamos a explicar porqué.

Los antecedentes más remotos del HALLOWEEN, los encontramos en las costumbres de los antiguos druidas, quienes creían que en esa fecha, SAMAN, El SEÑOR DE LOS MUERTOS, llamaba a los futuros huéspedes de su morada y a los espíritus malignos, por lo que asociaban ese hecho con la existencia de ciertos poderes para advertir el futuro, ya que era fácil salir esa noche y darse cuenta de quiénes acudían al llamado de Samán, para saber quiénes morirían próximamente.

También aparece esa costumbre tan pintoresca entre los celtas, quienes creían que los espíritus de los muertos volvían a visitar sus hogares durante esa noche, que era la última del año en su calendario, por lo que recomendaban a los habitantes de sus aldeas ser hospitalarios con ellos, a fin de no provocarlos con su cicatería. De ahí la costumbre actual de obsequiar a los chiquillos en esa noche con dulces y la amenaza de los infantes de hacer víctima de sus travesuras a quien se niegue a obsequiarlos.

Cuando los romanos conquistaron la península ibérica, adoptaron de los celtas, que la poblaban parcialmente, la costumbre de celebrar esa festividad, pero ellos la dedicaron a Pomona, la diosa de los árboles y los frutos. Probablemente allí haya surgido la idea de la calabaza, pues en esa fecha celebraban los romanos las Fiestas de la Cosecha.

Tanto entre los druidas, como entre los celtas y los romanos, se acostumbraba en esa festividad alzar grandes hogueras, que los primeros encendían para guarecerse de los espíritus malignos, convocados por Samán.

La tradición pasó luego a Gales y Escocia para derramarse más tarde por todos los lugares donde ejerció alguna influencia Inglaterra.

Y así, por la vecindad con Estados Unidos, empezamos nosotros a adoptar esa costumbre, aunque en forma absolutamente inconsciente de su significado.

Algo más, en Inglaterra se llama la Noche de Romper las Nueces o Nutcrack Night, y a los chiquillos que nacen en esa fecha, se les atribuyen poderes para comunicarse con seres sobrenaturales.
Y así lector amigo, es como un capricho de dos angelitos nos dio la oportunidad de saber algo sobre una costumbre tan interesante como exótica, al tiempo que nos permitió comprobar que ninguna de las personas que tanto se alborotan con la fiesta sabe lo que está celebrando. Cuando menos ninguna de las que consultamos. 

VARIACIÖN.- Después de tanta satisfacción, claro que vamos a comprar los “uniformes” a los chiquillos. Los merecen sobradamente.

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