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viernes, diciembre 11, 2009

Sartori, lecciones sobre democracia


Vuelve Sartori a discurrir sobre la democracia, esta vez al cumplir el reto de dar unas lecciones al público televidente italiano sobre la materia, a traves de segmentos de entre tres y cuatro minutos de duración, cada uno corespondiente a un tema distinto. Este libro, con retoques, es el resultado de dicho esuerzo, para lo cual el maestro fue auxiliado por Lorenza Foschini. Taurus es la editorial encargada de ponerlo a nuestra disposición. 
Sartori defiende de frente la democracia liberal y representativa producto de la cultura occidental, la única democracia real: "La "democracia de los demás" no existe y nunca ha existido."




Lo sintético del formato obigó al maestro a un esfuerzo de síntesis que resolvió admirablemente. Un efecto de lo anterior, quizá desapercibido, es que el libro está repleto de frases que parecen condensar la sabiduría de los aforismos, por ejemplo: "un pueblo sin opiniones propias, cuenta menos que el dos de copas", o "la legitimidad o bien es democrática o bien no lo es" o "A Dios lo que es de Dios, al césar lo que es del césar, y a la sociedad civil, lo que no es ni de Dios ni del césar", o ""la ideología se calificó como un pensar que ha acabado de pensar", o "quien alardea de moralidad, perece de moralidad", o "un doctor que dice que una pulmonía es un resfriado es un doctor que mata a su paciente", o "para gestionar una democracia hace falta saber algo del asunto", o "para prever hace falta saber prever. Si no sabemos hacerlo, la culpa no es de la imprevisibiliad", o "Escribir un libro de química sin saber de química no puede quedar bien. Pero escribir un libro sobre democracia para darse lustre siguiendo las consignas de moda queda muy bien."

Repleto de temas para discutir el libro trata de matar leyendas, mitos y exageraciones, me recordó a Benito Feiijo aplicado a ciencia política. Además, es un muy buen repaso a la terminología política básica. No obstante, sigue apareciendo de vez en cuando el Sartori "apocalíptico" que se desparramó a sus anchas en Hommo videns.

La idea de democracia 
  • … el demos es una mayoría, o bien absoluta o bien moderada, y la doctrina es prácticamente unánime al afirmar que la democracia tiene que inspirarse en el principio de mayoría limitada o moderada. Si no, vivirá un día y empezará a morir al día siguiente.
  • ... la democracia nunca otorga todo el poder a nadie..."
  • Autocracia es autoinvestidura, es proclamarse jefe uno mismo, o bien ser jefe por principio hereditario. Mientras que el principio democrático es precisamente que nadie puede investirse por sí solo, que nadie puede autoproclamarse jefe, y que nadie puede heredar el poder. 
  • La democracia de los antiguos (al igual que todos los directismos posteriores) se traduce en decisiones de suma cero, la democracia de los modernos se traduce en decisiones de suma positiva. La primera subdividía el demos entre vencedores y vencidos, la segunda permite que todo el mundo consiga algo. Yo diría que es mejor. 
  • La democracia liberal es en primer lugar demoprotección, la protección del pueblo contra la tiranía; y, sucesivamente, en segundo lugar, es demopoder, la atribución al pueblo de cuotas, incluso de cuotas crecientes, de ejercicio efectivo del poder. Es un plus, que sin embargo no puede sustituir a la demoprotección.
Diálogo y participación
  • La democracia electoral no decide las cuestiones, sino que decide quién decidirá las cuestiones. 
  • Participación es ponerse en marcha por uno mismo, no que otros te pongan en marcha ni que te movilicen desde arriba… A la mayoría de los participacionistas… lo que les interesaba de verdad era un asamblearismo en virtud del cual pequeños grupos de activistas se convertían en las vanguardias motrices de las masas inertes… un elitismo de tipo leninista.
  • "... la invitación a participar más es meritoria; pero si se hincha desmedidamente... es una recaída infantil... onceptualmente peligrosa, que nos propone a un ciudadano que vive para servir a la democracia, en lugar de una democracia que existe para servir al ciudadano. 
  • El referéndum no es una verdadera forma de participación. Participar es “tomar parte”  con los demás y en interacción con los demás… las decisiones refrendarias son solitarias… son decisiones de suma cero. 
  • El ideologismo habitúa a la gente a no pensar, es el opio de la mente; pero es también una máquina de guerra concebida para agredir y “silenciar” el pensamiento ajeno. Y con el crecimiento de la comunicación de masas también ha aumentado el bombardeo de los epítetos: una guerra de palabras entre “nombres nobles”, nombres apreciativos que el ideólogo se atribuye a sí mismo, y “nombres innobles”, descalificatorios y peyorativos, que el ideólogo endosa a sus adversarios. Lo malo es que para el ideólogo el epíteto exime del razonamiento y lo sustituye. 
Democracia y libertad 
  • Y la libertad política es eso: una coexistencia en libertad con la libertad ajena y una resistencia a la falta de libertad... la libertad política sirve para proteger al ciudadano de la opresión. 
  • Es verdad que la libertad no da pan. Que no le interesa a quien tiene hambre es casi igual de cierto (aunque no del todo, porque la libertad por lo menos permite reclamar el pan). Pero si el pan lo es todo para quien no lo tiene, se vuelve insignificante (o casi) en cuanto lo hay... El que renuncia a la libertad a cambio de pan es sólo un estúpido. Si la libertad no da pan, es aún más seguro que tampoco lo da la falta de libertad. 
  • Si el término liberalismo se hubiera acuñado, digamos, en el siglo anterior, nadie habría podido atribuirle las culpas económicas que no le corresponden, y nadie habría podido confundir… el “liberalismo político” con el “liberalismo económico”. 
Espectro político 
  • Mi tesis ha sido que la “izquierda” es (era, o debería ser) la política que apela a la ética y que rechaza la injusticia. En sus intenciones de fondo y en su autenticidad, la izquierda es altruismo, es hacer el bien a los demás, mientras que la derecha es egoísmo, es atender al bien de uno mismo. 
  • Puesto que la “derecha”  no apela a ninguna moralidad, no está expuesta a la quiebra moral... La izquierda sigue siendo moralmente genuina por lo que respecta a quienes crean en ella y a sus activistas de base, pero en su mayoría es moralmente hipócrita en sus vértices. 
Civilizaciones y pluralismo 
  • Las sociedades caracterizadas por un impulso creativo, y por consiguiente merecedoras de ser designadas civilizaciones, no son muchas. 
  • Me he preguntado si es lícito sostener que la civilización occidental es una civilización superior. Mi respuesta es que sí, siempre y cuando delimitemos esa tesis a la “buena ciudad” y a los valores ético-políticos que la sustancian. Indicando, no obstante, cómo pueden confirmarse las preferencias de valor. 
  • La fuerza de expansión de nuestra tecnología y de nuestros instrumentos de comunicación es, de hecho, irresistible. La chispa que prende el fuego es nuestra. Es evidente, por otra parte, que si esa chispa desencadena un colosal incendio es porque el islam es todavía un sistema teocrático, es una civilización cansada o decaída que no tiene capacidades de adaptación y que, por tanto, reacciona con intransigencia. 
  • La teoría de moda es que el multilateralismo es la continuación, la ampliación y la superación del pluralismo. No hay nada más falso… el multiculturalismo es la negación y la inversión del pluralismo… En vez de promover una “diversidad integrada”, promueve una identidad “separada” de cada grupo y a menudo la crea, la inventa, la fomenta. El resultado es una sociedad de compartimentos estancos e incluso hostiles, cuyo grupo están muy identificados consigo mismos, y por tanto no tienen ni deseo ni capacidad de integración. 
Las ciencias sociales 
  • La coartada de los expertos es que no fracasa por culpa de sus estudios, sino por culpa del hombre, que es un animal imprevisible... Una ciencia empírica que en última instancia no sirve en la práctica es una ciencia que no sirve para nada. 
  • ¿Cuál es el remedio? Yo propongo un cálculo de los medios…. que tiene que determinar: 1) si los medios son suficientes; 2) si los medios son adecuados (idóneos) para el fin perseguido; 3) si con ello se perturban otros fines (efectos colaterales); 4) si los medios sobrepasan los fines y se vuelven contraproducentes. 
El futuro de la democracia 
  • La democracia es una “gran generosidad”, porque para la gestión y la creación de la buena ciudad confía en sus ciudadanos. Pero los estudios sobre la opinión pública ponen en evidencia que esos ciudadanos lo son poco… la máquina es buena… es la mejor máquina que se ha inventado nunca para permitir al hombre ser libre, y no estar sometido a la voluntad arbitraria y tiránica de otros hombres… Lo que me preocupa son los maquinistas. 
  • El verdadero peligro que amenaza a una democracia que oficialmente ya no tiene enemigos…  está en reclamar una “verdadera democracia” que trasciende y repudia la que hay. 
  • Yo no creo que la democracia necesite importantes innovaciones estructurales… Construir esta máquina nos ha llevado casi dos mil años. Intentemos no perderla.

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