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domingo, noviembre 15, 2009

The wall

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Hablando de muros, no se puede eludir recordar el celebérrimo video de Pink Floyd de la canción Another Brick in the Wall. Decir que representa un reclamo o venganza de alumnos a un profesor represivo implica una cortedad en la comprensión de la obra. Es una protesta contra los instrumentos de control social que tratan de estandarizar o domesticar ciudadanos sirviéndose para ello de cualquier mecanismo de socialización, la educación y los medios de comunicación por excelencia. Este video no sólo lo deben de ver y discutir los estudiantes y educadores, sino también autoridades culturales, gubernamentales y, en general, todo interesado en estudiar los intentos de ingeniería social según una perspectiva monolítica, adormecedora o represiva sin aceptar el desenvolvimiento de la creatividad individual, como se refleja en el niño que es objeto de castigo y ridiculización por escribir poesía. Ese toque de rebeldía a cualquier represión espiritual es lo que permitió a la canción acomodarse como anillo al dedo a la celebración del derrumbe del muro de Berlín, ícono represivo de la guerra fría.

En nuestras sociedades no se prohíbe la práctica de la poesía, otras formas de literatura o la filosofía, sin embargo, para el establishment se trata de actividades inútiles desprovistas de valor, que son desalentadas y en los hechos se condena a quienes se dedican a elllas a morirse de hambre. ¿Podría adaptarse la canción en nuestros días para constituir un reclamo al orden social vigente que hace objeto de reconocimiento exclusivamente a las actividades dirigidas a la obtención inmediata de lucro, sin ninguna consideración ética?

Para quien guste se adjunta una versión en vivo que si bien no tiene la espectacularidad de los conciertos del grupo de los últimos años, tiene el valor de presentar a la banda original en su apogeo, con Roger Waters como vocalista y David Gilmoure aún con cabellera, en un momento muy cercano al lanzamiento comercial de la canción, y con una serie de "solos" de guitarra y teclados en la parte final, de corte blusero-progresivo, que no se encuentra en las versiones de estudio, y que incitan de manera penitente al oyente a proveerse de alguna sustancia que expanda la percepción de los sentidos para disfrutarlos inmerso en la atmósfera que transmiten. 

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