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lunes, enero 17, 2011

Macroeconomía y felicidad


El presidente Felipe Calderón acaba de reconocer algo que tiene mucho tiempo de ser conocido, la falta de correlación inmediata entre el bienestar de las personas y la cifras de la economía, que muchas veces mejoran habiendo exigido un sacrifico previamente a la clase media y a los más necesitados: "... estoy plenamente consciente que estas buenas noticias en el ámbito económico-financiero, quizá aún no tengan significado real para una buena parte de la población, porque a muchas familias, la recuperación aún no le llega... Sé que estas noticias quizá no tengan significado para todos aquellos a los que el saber que la economía creció más de 5% no le significa un incremento en su ingreso, ni tampoco una clara certidumbre en el mismo."

No obstante, y a contracorriente del rumbo a donde parecía ir su discurso, termina su intervención, de conformidad con el orden previsto en la nota periodística, con la siguiente frase: "Hoy podemos decir, con plena confianza, nuevamente, citando lo que ha rememorado aquí el señor Luzón, que México tiene rumbo, y tiene un enorme potencial, y algo más, nuestra economía está más fuerte que nunca."

Lo anterior vino a mi mente, con cierto dejo de añoranza, al toparme, el mismo día, con la siguiente frase de Robert Kennedy, que data de 1968:
The gross national product does not allow for the health of our children, the quality of their education or the joy of their play. It does not include the beauty of our poetry or the strength of our marriages, the intelligence of our public debate or the integrity of our public officials. It measures neither our wit nor our courage, neither our wisdom nor our learning, neither our compassion nor our devotion to our country; it measures everything, in short, except that which makes life worthwhile.

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