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domingo, diciembre 05, 2010

Dogmáticos

 Manuel Cruz, en su colaboración titulada Lo que siempre son los otros, delinea las características de esas personas que no admiten contradicción en sus opiniones ni en la forma en que ellos perciben al mundo, pero que, sin embargo, no reconocen poseer tal peculiaridad, confiados de que sus maneras de pensar obedecen a la tenencia de argumentos contundentes que las sostienen (lo que los diferenciaría del fanático), hablamos del sujeto dogmático: "Lo específico del dogmático, pues, no es tanto el hecho de que no esté dispuesto a debatir, como la forma en que plantea el debate." asienta el filósofo.

No acepta que su inflexibilidad deba atribuirse a su adhesión acrítica a algún principio o verdad que concibe como incuestionable, sino que guarece sus convicciones de la crítica al descalificar sistemáticamente la evidencia que aportan los datos que se le presentan, apelando a criterios pretendidamente tendientes a asegurar un conocimiento riguroso y fiable: "Las preguntas que pueden operar como indicadores de que estamos ante esta variante del dogmático acostumbran a ser del siguiente tenor: ¿de dónde has sacado el dato?, ¿en qué fecha se hizo la encuesta?, ¿me estás hablando de países de nuestro mismo entorno?, ¿qué metodología siguieron los investigadores?, y similares..." Ni por un momento repara el dogmático en la posibilidad de que los datos aportados por los interlucutores pudieran llegar a tener algún peso o pudieran ser tomados en cuenta para poner a prueba las ideas, tal como lo hacen los científicos al acicatear constantemente sus hipótesis, ya que la estrategia discursiva dogmática va dirigida exclusivamente a impugnar la validez de la evidencia que aportan los datos mediante el cuestionamiento de su legitimidad para ser escuchados o tomados en cuenta, se trataría de una analogía de la falacia ad hominen que en este caso sería ad argumentum.

Cuando recurrimos al acopio de consideraciones para "cargarnos de razón", de manera semejante a como lo realiza un abogado para defender la posición de su cliente, en vez de hacerlo para poner a prueba la solidez de las convicciones propias y ajenas, estamos asumiento una posición dogmática, puesto que lo único que ambicionamos es encontrar justificaciones para reforzar una posición asumida de antemano, que no admitimos que pueda ser desmentida y a la cual queremos revestir para presentarla nuevamente como inexpugnable frente a críticas cuyas argumentaciones esquivamos al no acometerlas con seriedad. Como dice Manuel Cruz, probablemente no haya mayor dogmático que el incapaz de percibir su propio dogmatismo, de idéntica forma que no hay mayor sectario que el que ve sectarismo en todas partes menos en su propia secta.

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