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jueves, noviembre 11, 2010

Dios los hace...


Cinco obispos anglicanos abandonarán su lealtad al Arzobispo de Canterbury y se unirán a la Iglesia Católica, lo que es buena noticia para Roma, que se fortalece en Inglaterra, no obstante, esta fortificación es el resutado de razones no tan esperanzadoras: los disidentes denuncian la falta de respeto a la tradición por parte de la Iglesia Anglicana por seguir adelante en la ordenación de mujeres sacerdotes, sin hacer concesiones a los sectores más conservadores para que tenga la posibilidad de neutralizar dichos nombramientos.

Desde 1994 en Inglaterra, que cuenta con veinte millones de feligreses, pueden ser sacerdotes y obispos las mujeres, lo que siempre ha causado escozor entre los más apegados a las costumbres añejas, pero se estableció la opción de que las parroquias pudieran elegir la designación de un obispo de sexo masculino de entre varios obispos "itinerantes" para tales efectos, lo que sucedió en las parroquias de feligresía más conservadora (363 de un total aproximado de 13000); no obstante, en julio pasado la jerarquía anglicana siguió adelante en la ordenación de mujeres estableciendo reglas más precisas para eliminar la opción a su aceptación, a efecto de no menoscabar su autoridad como prelados y evitar la existencia de obispos de primera y obispos de segunda, según su sexo. Esto ha sido demasiado para los sectores más conservadores.

El movimiento es encabezado por Andrew Burnham, de la diócesis de Ebbsfleet, Keith Newton de Richborough y John Broadhurst de Fullham, más dos retirados: Edwin Barnes y David Silk. Al respecto, señala el primero:
 "It's about whether the Church of England, as it's always claimed to be, is faithful to the undivided Church of the first thousand years and faithful to its faith and orders - or whether it feels it can make things up and change things as it goes.... And, increasingly, over the last few years, it has acted as though it is autonomous in these matters and can make things up as it goes and women bishops is simply the latest example of that."
Al haber percibido previamente esta situación, Benedicto XVI los había invitado a unirse a la Iglesia Romana prometiendo facilidades litúrgicas y creando un enclave especial dentro de la Iglesia Católica para los anglicanos molestos por la ordenación de mujeres. Precisamente en Inglaterra, donde comenzó su no muy exitosa gira europea, Benedicto XVI fue abucheado y se le exigió la renuncia, cuando no que fuera encarcelado, por su tardía denuncia de la cascada de delitos cometidos por sacerdotes a menores, él aprovechó para alentar la defección, lo que llevó a Rowan Williams, Arzobispo de Canterbury, a declarar con humor que tenía al menos dos cosas en común con el Papa, su cariño por los gatos y su entusiasmo por los cléricos anglicanos.

La invitación a "convertirse" ha sido aceptada, pero por las razones equivocadas: la tradición esgrimida en favor de una discriminación que no es muy claro que se desprenda de los libros sagrados. En tiempos en que la Iglesia Catolica ha visto afectado su prestigio, el que se "fortalezca" dando asilo en su entorno a los representantes de la línea dura obsoleta en otras manifestaciones religiosas, no habla bien de su voluntad de adaptarse o ir al ritmo de la sociedad contemporánea, muy distinta a los usos y costumbres de la antigua Judea.

Bajo esta línea ¿qué seguirá?, ¿se unirán ahora con los sectores conservadores de otras religiones en el rechazo a la ordenación sacerdotal femenina y a las nuevas figuras del derecho de familia? Mientras el mundo gira en un sentido, la iglesia de Roma se encuentra con que cada vez mantiene más coincidencia con los criterios milenarios de los ayatolas fundamentalistas islámicos que con los valores practicados por la sociedad occidental contemporánea.

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