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miércoles, marzo 17, 2010

Diez mandamientos para el siglo XXI


Los Diez Mandamientos, previstos en el libro Deuteronomio en la Biblia, son un conjunto de reglas que ha sido utilizado, al igual que otro tipo de preceptos provenientes de los diversos libros sagrados que se ha dado la humanidad, como inspiración y base originaria del código de normas que constituyen la moral positiva de muchos grupos sociales. Salvo algunas expresiones fundamentalistas, ya son pocos los que en nuestros días pretenden aplicar al pie de la letra lo previsto en los libros sagrados, no obstante, lo dispuesto en ellos sigue siendo material útil para la reflexion moral y filosófica.

Me gusta citar el decálogo como un ejemplo de ordenamiento que es propio de una sociedad o comunidad pre-jurídica, entendida en los términos que utiliza el teórico del derecho H.L.A. Hart, pero con alguno de los elementos de una comunidad jurídica, como sería lo que él llama "regla de reconocimiento", que en este caso guardaría semejanza con las tablas petreas de origen divino presentadas por Moisés a su pueblo. También se acomoda como ejemplo de la necesidad de interpretar de una manera flexible las disposiciones que pretenden regular la conducta humana, a efecto de que se adapten a los tiempos y contexto del caso, como sería lógico hacerlo en un grupo social que pretendiera organizarce bajo la guía de los principio de las tablas mencionadas para superar las condenas injustas que podrían recaer en quienes mataran en defensa propia, o en quienes cometieran lo que ahora conocemos como el "robo de famélico".

Siempre me ha parecido absurdo el mandamiento que ordena no desear o codiciar, entre otras cosas, a la mujer del prójimo, ¿será posible controlar los pensamientos que obedecen a instintos, por naturaleza espontáneos? , si hacemos una interpretación literal del precepto ¿podría la mujer, a diferencia de los miembros del sexo masculino, desear al hombre de su "prójima" sin preocupación alguna?; creo que parte de la respuesta descansaría en el hecho de que en los Diez Mandamientos la mujer es tratada como uno más de los objetos que pueden pasar a ser propiedad de un hombre, sujeto primordial al cual se dirigen las prescripciones del código en cuestión. Finalmente, cabe mencionar que en el decálogo no se dislumbran criterios para graduar la pena o para resolver los casos dudosos, ni se establece un procedimiento que permita superar el anquilosamiento de sus mandatos, lo que, volviendo a Hart, le impediría reunir las características estructurales propias de un sistema jurídico.

El ensayista inglés Christopher Hitchens no recurre a la teoría jurídica, pero sí a la reflexión moral, acompañada de una buena dosis de ironia para evaluar la pertinencia de los Diez Mandamientos en nuestros días. Desde mi punto de vista lo más interesante de su ejercicio es la propuesta que nos presenta de nuevo decálogo de conducta para el siglo XXI en este video producido por Vanity Fair. La moraleja: "no consumas tu moral en tabletas".

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