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sábado, enero 09, 2010

La civilidad de los pingüinos


Se dice que la civilización es el estadio cultural propio de las sociedades humanas más avanzadas por el nivel de su ciencia, artes, ideas, niveles morales y costumbres, por oposición a la vida rural o campestre, más propia de los bárbaros. Alguien civilizado merece el calificativo de culto y refinado, imbuido de la vida cívica propia de un grupo social racional, por oposición a la simpleza e irracionalidad de las instituciones y reglas de los grupos sociales más "silvestres". Pues bien, mientras en estos días, debido a reformas aprobadas en materia del matrimonio en la Ciudad de México, escuchamos opiniones o preferencias morales que se tratan de imponer sin aceptar argumentos racionales en contra, desde hace unos meses una comunidad de animales, en Alemania, nos está dando clases de civilidad y tolerancia, me refiero a los pingüinos humbold que habitan en el zoológico de Bremerhaven.



Los cuidadores del lugar observaron que una pareja de pingüinos no se ocupaba del huevo que habían procreado, lo sacaban fuera del nido y cada vez que algún operario lo volvía a colocar en su lugar, los padres biológicos le hacían rodar de nuevo; las consecuencias de que un huevo fuese abandonado eran fatales. Bajo estas circunstancias uno de ellos tuvo la idea de dar el huevo en adopción a una de las tres parejas formadas sólo por machos que había en el zoológico; la elegida fue la pareja formada por Z y Vielpunkt. Las dos aves adoptaron el huevo y se preocuparon de empollarlo con gran cuidado hasta el nacimiento del polluelo; los padres adoptivos se preocuparon de su vástago como lo hubiera hecho cualquier pareja heterosexual de la misma especie. La vida diaria de Z y Vielpunkt estaba marcada por la rutina de alimentar a su bebé, limpiarlo y darle calor hasta que alcance la edad adulta. No se conoce algún tipo de rechazo por parte de la comunidad de pingüinos a aquellos que manifiestan preferencias sexuales distintas a las de la mayoría. Cabe mencionar que la inclinación sexual de las parejas gay del zoológico alemán fue puesta a prueba meses antes mediante la importación de pingúinas suecas de la misma especie, con la finalidad de asegurar la procreación y crecimiento de la comunidad de pingüinos humbold, pero el esfuerzo fue infructuoso, no hubo química y las aves se aferraron a sus elecciones originarias.

La experiencia fue repetida en China, en la que inclusive se llegó al matrimonio, "han sido una buena pareja y se merecían esta recompensa", explicó uno de los responsables del zoológico Polar Land de Harbin, en China, al hablar de la ceremonia, marcha nupcial incluida, con la que celebraron una simbólica boda entre dos pingüinos macho. La pareja se había dado a notar previamente cuando los encargados constataron que se dedicaba a intentar robar huevos de sus compañeros de cautiverio para incubarlos. "Cuidar de los huevos es parte de su instinto", dijo un cuidador; al final, después de algunas medidas correctivas que no mermaron su inclinación filial, los responsables del zoológico les encomendaron el cuidado de un par de huevos que otra pareja, heterosexual, no había sabido cuidar. "Fueron los mejores padres del zoo".

Los pingüinos son una de las cientos de especies animales, desde abejas hasta humanos, en las que se han observado parejas formadas por individuos del mismo sexo, sin menoscabo de su capacidad para fundar una familia, como lo demostró otra pareja de las mismas aves del zoológico Central Park de Nueva York, Silo y Roy, que se hicieron populares después de que intentaron incubar una piedra, al final, como en el caso de sus congéneres de China y Alemania, se les permitió hacerse cargo de un huevo del que nació una hembra, Tango, la cual se desarrolló con todos los cuidados familiares a que puede aspirar un pingüino.

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