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lunes, noviembre 09, 2009

El muro de Berlín

Qué es una frontera? es una división, artificial, entre estados que más allá de las formalidades jurídicas y diferencias políticas en muchas ocasiones afecta relaciones humanas que rebasan dichos conceptos, que los desbordan y no pueden estar denotadas en su connotación. Divide naciones, familias y lazos comunitarios espontáneamente establecidos.

Todo comenzó con un arbitrario desmembramiento, más bien reparto, del territorio aleman después de la segunda guerra mundial. La distribución territorial, incluyendo Berlín, la antigua ciudad capital, conforme se ahondaron las diferencias entre las potencias aliadas, originando lo que se conoció como la guerra fría, enfrentó a dos modelos de sistema politico y de sistema económico a la vez, que llevó al establecimiento de fronteras férreas que evitaran la entrada y salida de personas. El establecimiento de mundos sinteticamente distintos dentro de un territorio antes compartido, sin justificación sociológica pero sí política, de propaganda y de control social.


Una vez que Mikhail Gorbachev decidió enfrentar los riesgos de abrir política y económicamente a la Unión Soviética, de ordenar una disminución de las tropas soviéticas en Europa, dejando en claro que no intervendría para mantener gobiernos que no se pudieran sostener por sí mismos, sembró las semillas que cambiarían el estado de cosas: "Debemos apresurarnos a reconocer las necesidades y deseos del pueblo... la historia castiga a aquellos que llegan tarde". En los entonces países satélites de la URSS se desarrollaría una sorda batalla entre reformistas y tradicionalistas reacios. Manifestaciones de ciudadanos descontentos fueron en aumento en la Alemania Oriental ocasionando una crisis de legitimidad que finalmente correspondió afrontar al bloque moderado en el gobierno, que se impuso a los ortodoxos semanas antes, después de una soterrada lucha al interior del partido comunista. El gobierno dio a conocer, como respuesta a una pregunta del periodista italiano Riccardo Ehrman, una autorización para la entrada y salida libre entre ambos países, en desordenada y confusa conferencia de prensa, que pretendió en principio establecer unos limitados controles que fueron avasallados, sin embargo, por la expectativas y frenesí de las personas. 


El desahogo a las frustaciones acumuladas condujo a la destrucción física del muro de Berlín por parte de los ciudadanos de ambos lados de la frontera, rebelión y venganza simbólica frente al ícono de la división del mundo en dos polos de poder, la cortina de acero, que una vez derruido puso en evidencia la arbitrariedad de la división impuesta por los victoriosos a una nación. Alemania se reunificaría formalmente en menos de un año, no sin reticencias mezquinas de varias potencias europeas que hoy deben parecerles bochornosas, por ejemplo, la siguiente arenga de Margarett Thatcher a Gorbachev, tras pedirle que hiciera lo que pudiera para impedir la caída del muro de Berlín: "We do not want a united Germany. This could lead to a change to postwar borders, and we cannot allow that because such a development would undermine the stability of the whole international situation and could endanger our security."


El proceso simbólico significante de un giro de timón en la historia del mundo se dió en Berlín hace exactamente veinte años. Aún persisten fronteras, sustentadas en otro tipo de razones, las cuales igualmente habrán de ir cayendo en el transcurso hacia una civilización humana universal. 

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